Consejos para Elevar el Estado de Ánimo de las Mamás: Una Guía para Sentirse Más Tranquila y en Control
Como mamás, a menudo llevamos un peso inmenso. Desde el momento en que nos quedamos embarazadas, la responsabilidad de traer una nueva vida al mundo es profunda. Esa carga solo crece al preocuparnos tanto por la salud, el bienestar, la educación y la felicidad de nuestros hijos. Es una gran responsabilidad sentirnos responsables de quiénes se convertirán nuestros hijos.
Pero aquí es donde debemos cambiar nuestro enfoque: la vida más importante de la que debemos cuidar es la nuestra. Cuando nos ocupamos de nuestro bienestar, se genera un efecto dominó que beneficia naturalmente a nuestros hijos. Nuestra salud emocional, física y mental juega un papel fundamental en el entorno en el que ellos crecen. Esto no significa que les dediquemos menos tiempo o atención, sino que les ofrecemos lo mejor de nosotros, nuestra versión más saludable. Aquí te comparto cinco prácticas de mindfulness que pueden ayudar a las mamás a sentirse más tranquilas, más conectadas y mejor preparadas para afrontar las demandas diarias de la maternidad.
1.Cuídate a la vez que cuidas de ellos
Cuidarnos como mamás no significa ponernos en primer lugar ni descuidar a nuestros hijos; significa hacer ambas cosas al mismo tiempo. Nuestro autocuidado ocurre en conjunto con el cuidado que brindamos a nuestros hijos. A medida que les damos nuestro tiempo, energía y amor, también nutrimos nuestro propio bienestar. No es una cuestión de experiencia compartida.
Cuando abrazas a tu hijo, siente el calor y la comodidad de ese abrazo también para ti. Cuando les enseñas lecciones de vida valiosas, deja que esos momentos de conexión te llenen a ti también. La maternidad se convierte en una oportunidad de crecimiento y sanación tanto para ti como para tu hijo. Al amarte a ti misma mientras los nutres, construyes una sensación de calma, alegría y equilibrio que beneficia a todos. Este enfoque consciente te permite ofrecerles tu versión más saludable y presente, sin perder de vista tus propias necesidades.
2. Abraza la Alegría y la Diversión con tus Hijos
A veces olvidamos la curiosidad, la diversión y la alegría que teníamos de pequeños. Nuestros hijos pueden ser espejos maravillosos que nos recuerdan reconectar con estas cualidades. Ríe con ellos, sé un poco traviesa y redescubre la sensación de asombro que tenías cuando eras niña. Relacionarte con tus hijos de esta manera no solo fortalece vuestro vínculo, sino que también te permite experimentar la alegría de vivir en el presente.
Se trata de hacer una pausa y disfrutar del momento, lo que a su vez te ayuda a sentirte más tranquila. Recuerda que tus hijos no solo aprenden de tu guía, sino también de cómo vives tu vida. Enséñales que está bien priorizar la alegría, incluso en medio de los desafíos de la vida.
3. Cultiva la Calma a Través de la Aceptación y la Gratitud
Una de las formas más poderosas de cultivar la calma es a través de la aceptación. A menudo nos sentimos estresadas cuando resistimos el momento presente. Pero al abrazar dónde estamos y quiénes somos hoy, podemos liberar una gran cantidad de peso mental y emocional.
La gratitud también juega un papel clave en esto. Cambia tu enfoque de lo que falta a lo que está funcionando en tu vida. Sé agradecida por las cualidades únicas que tus hijos aportan y valora los pequeños momentos que componen vuestros días juntos. La aceptación y la gratitud no solo reducen el estrés, sino que también te recuerdan que estás haciendo lo suficiente, y tus hijos también.
4. Suelta el Control y Deja Ir las Expectativas
Una de las mayores fuentes de estrés para las mamás es el deseo de controlar los resultados. Queremos asegurarnos de que todo sea perfecto para nuestros hijos, pero la realidad es que hay innumerables variables fuera de nuestro control. Cuanto más nos aferramos a la idea de manejar cada detalle, más pesado se vuelve nuestro carga emocional.
No podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar nuestras reacciones y tomar decisiones que estén en línea con nuestros valores. Dejar ir expectativas rígidas nos permite experimentar una sensación de libertad y ligereza, que puede ser transformadora tanto para nosotros como para nuestros hijos.
Ningún hijo es igual a otro, y es esencial celebrar su individualidad. Tratar de moldearlos según nuestra visión de lo que creemos que deberían ser solo reprime sus talentos únicos y su autenticidad. Fomenta su individualidad, porque el mundo necesita personas que sean fieles a sí mismas y aporten sus dones únicos a la sociedad. Cuando dejamos de intentar moldearlos en una versión predeterminada de la felicidad, ellos se sienten más libres y nosotros sentimos más paz.
5. Comunícate Abierta y Auténticamente con tus Hijos
Una de las formas más sencillas, pero a menudo pasadas por alto, de fortalecer las conexiones familiares es a través de la comunicación honesta y abierta. Comparte tus pensamientos, sentimientos y desafíos con tus hijos, no solo en relación a ellos, sino también sobre tu vida en general. Esto los anima a abrirse también.
Sin embargo, esto no se trata de dar lecciones o imponer tu visión del mundo. En su lugar, hazles preguntas y escúchalos atentamente. A través de conversaciones auténticas, creas un espacio donde se sientan valorados y respetados. Suelta el juicio y las expectativas, y descubrirás nuevas profundidades en tus relaciones con tus hijos.
Una Reflexión Final
La maternidad no tiene que ver con la perfección o el control. Se trata de guiar a nuestros hijos con sabiduría, no con preocupación. Cuando adoptamos este enfoque, no solo aliviamos nuestro propio estrés, sino que también creamos un entorno de apoyo donde nuestros hijos pueden florecer y crecer en su versión auténtica. Toda la familia prospera en un ambiente lleno de amor, apoyo y comprensión, en lugar de miedo o expectativas.
Por Lorena Bernal
Artículo publicado en The Irish Independent