En el rápido ambiente laboral de hoy, la búsqueda del éxito a menudo nos lleva por el camino del perfeccionismo. Sin embargo, este impulso implacable hacia el resultado perfecto puede ser más un obstáculo que una ayuda. El concepto de perfección es un espejismo; es un estándar inalcanzable que puede llevar al agotamiento, al estrés y a un sentido disminuido de logro. Para fomentar una relación más saludable con nuestro trabajo y con nosotros mismos, es crucial reformular nuestra comprensión del éxito. Esto implica reconocer que la excelencia, no la perfección, es un objetivo más sostenible, y abrazar afirmaciones positivas para guiar nuestro estado mental y acciones.
El mito de la perfección
La perfección no existe en el mundo tangible; es una construcción de nuestra imaginación, moldeada por expectativas subjetivas. Esforzarse por la perfección es a menudo un camino hacia el fracaso porque el resultado perfecto que visualizamos siempre está fuera de nuestro alcance, distorsionado por el lente de la realidad. Es esencial entender que las acciones y los resultados solo pueden considerarse correctos o incorrectos dentro de contextos y pautas específicas. Cuando se establecen objetivos claros, esforzarse por la excelencia —no por la perfección— asegura que estemos completamente comprometidos y haciendo nuestro mejor esfuerzo, con el éxito determinado por nuestros esfuerzos y no por un resultado inalcanzable.
Apunta a la excelencia, no a la perfección
Cuando aspiramos a la excelencia, nos centramos en nuestro proceso y esfuerzo, sabiendo que hemos dado todo. Este cambio de mentalidad de buscar la perfección a perseguir la excelencia, nos permite reconocer nuestros logros y aprender de nuestras experiencias. Por otro lado, una obsesión con la perfección puede cegarnos al valor del proceso y al crecimiento que trae. Al abrazar la excelencia, podemos encontrar satisfacción en nuestros esfuerzos y usar cualquier contratiempo como motivación para aprender y mejorar.
Disfrute y plenitud en el proceso
La verdadera medida de nuestro trabajo no está solo en los resultados, sino en la satisfacción y la sensación de plenitud derivados de hacerlo lo mejor posible. Cuando nos involucramos completamente con nuestras tareas, aplicando nuestros conocimientos y habilidades al máximo, encontramos significado y alegría en nuestro trabajo. Este sentido de logro proviene de saber que hemos ejercido nuestro máximo esfuerzo, independientemente del resultado. Tal enfoque no solo mejora nuestro bienestar sino que también convierte la frustración potencial en un poderoso motivador para el aprendizaje y crecimiento continuos.
El papel de las afirmaciones positivas
En el camino hacia la adopción de la excelencia sobre la perfección, las afirmaciones desempeñan un papel crucial en remodelar nuestra mentalidad y reforzar nuestro compromiso con el crecimiento personal y la satisfacción en nuestro trabajo.
Aquí tienes algunas afirmaciones para incorporar en tu rutina diaria:
¨Hoy utilizaré todo lo que sé para hacerlo lo mejor que pueda.¨
Esta afirmación nos anima a aplicar nuestros conocimientos y habilidades al máximo potencial, centrándonos en el proceso más que en el resultado. Es un compromiso para que los esfuerzos de hoy sean los mejores posibles.
¨Ningún árbol es perfecto, ningún clima es perfecto… Todos son simplemente bellos y útiles para su propósito.¨
Esta declaración nos recuerda que la perfección no es necesaria para la belleza o la utilidad. Como el mundo natural, nuestro valor y contribución no se ven disminuidos por las imperfecciones. Nosotros también somos bellos y útiles, tal como somos.
¨Confío en mis habilidades, mi conocimiento, y estoy seguro y abierto a aprender tanto como pueda para mejorar en cada área de mi vida.¨
Esta afirmación fomenta la autoconfianza y la apertura hacia la mejora continua. Es un reconocimiento de que, mientras confiamos en nuestras habilidades actuales, también estamos ansiosos por aprender y crecer.
¨La excelencia es mi meta, no importa cuán grande o pequeña sea la tarea, la haré lo mejor que pueda.¨
Establecer la excelencia como nuestro objetivo asegura que demos nuestro mejor esfuerzo en cada tarea, reconociendo que el valor reside en nuestra dedicación y no en alcanzar la perfección.
¨No importa el resultado, confío y suelto el control.¨
Esta última afirmación nos ayuda a liberar la necesidad de control y la ansiedad por lograr resultados perfectos. Fomenta la confianza en nuestros esfuerzos y el proceso, aceptando los resultados como vengan.
Al cambiar nuestro enfoque de la perfección a la excelencia, podemos aliviar la presión que conduce al agotamiento y la insatisfacción.
Las afirmaciones positivas son herramientas vitales en esta transformación, guiándonos a apreciar nuestros esfuerzos y el viaje en sí. Abrazar estas afirmaciones cada mañana establece el tono para un día lleno de propósito, cumplimiento y resiliencia, permitiéndonos aspirar a las estrellas sin quemarnos en el trabajo.
Lorena Bernal
Artículo publicado en Readers Digest (UK)