A medida que nos acercamos a los albores de un nuevo año, es natural que muchos de nosotros reflexionemos sobre el pasado y contemplemos lo que esperamos conseguir en el futuro. Fijar propósitos, crear pizarras de visión y establecer objetivos se han convertido en prácticas habituales en nuestra lucha por la realización personal y profesional. Sin embargo, en medio de estas aspiraciones, es esencial reconocer el delicado equilibrio entre la ambición y el arte de dejarse llevar.

Cuando emprendemos actividades como elaborar pizarras de visiones o fijar objetivos específicos para el nuevo año, a menudo tratamos de ejercer una sensación de control sobre lo que nos espera. Sin embargo, la vida se desenvuelve a su manera, única e impredecible, y nos recuerda que el control no es más que una ilusión. Es en esos momentos de renuncia al control cuando podemos encontrar verdaderamente la libertad y la paz.

En lugar de fijarnos metas rígidas, te invitamos a considerar el poder de establecer intenciones para el año que empieza. Las intenciones están arraigadas en la esencia de lo que somos y en los valores que apreciamos. Ya sea aspirar a ser un padre presente y cariñoso, fomentar un matrimonio próspero y duradero, ser un amigo inquebrantable o dar prioridad al cuidado personal, las intenciones son la brújula que guía nuestras acciones y decisiones.

Al integrar estas intenciones en nuestras vidas, cada elección que hacemos se convierte en un reflejo de nuestros valores más profundos.

Al embarcarnos en el viaje hacia 2024, le animamos a contemplar sus propias intenciones. ¿Qué aspira a encarnar? ¿Qué valores aprecias? Adopte la noción de vivir con intención, no fijando objetivos, como medio de navegar por el camino que tiene por delante con determinación y claridad. En lugar de fijarte en un resultado final concreto.

Que el próximo año sea un tiempo de crecimiento profundo, conexiones significativas y una vida con propósito.

Te deseo un año lleno de intención y dirección,

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